STAGECOACH
Después de la ruta de las caravanas hacia el lejano
oeste, llegaría el sistema de diligencias, todo un símbolo del momento que
atravesaban en el siglo XIX.
El
descubrimiento del oro en California, y el masivo desplazamiento de población
hacia la zona, gracias a la ruta terrestre que enlazaba Nueva York con San
Francisco abierta por los pioneros de la conquista del oeste, hicieron
necesaria la creación de un sistema de transporte más seguro, rápido y cómodo.
Así surgió el sistema de diligencias, con distintas líneas, para el transporte
de viajeros.
Más que
el placer de vivir una aventura, miles de colonos se vieron impulsados a hacer
este camino por la pobreza en la que vivían, buscando mejores condiciones de
vida para ellos y sus familias. Aunque más de un diez por ciento de los que lo
hicieron, no llegaron nunca a su destino. Era un camino difícil a través de las
grandes llanuras y de las Montañas Rocosas. Sucumbían ante las enfermedades y
el agotamiento, y ante los salteadores de caminos. En cambio, los indios no
eran tan peligrosos. Les ofrecían café o azúcar a cambio de pieles.
Tipos de diligencia
Aunque se usaban varios modelos, el más utilizado fue el llamado Concord, en honor a la ciudad donde se fabricaban. Solían viajar una media de 8 Kms. por lo que iba tirado por mulas y, posteriormente, por caballos. Cada determinados kilómetros, generalmente 25, se encontraban postas, para el descanso del animal y con cantinas y alojamientos para los viajeros, que no solían ser más de nueve por diligencia. Otro tipo de transporte fue la diligencia Butterfield, salía de un pueblecito de Missouri, y realizó su primer viaje el 15 de septiembre de 1858, en el que empleó 24 días y 18 horas, cubriendo una media de 180 kilómetros al día.
Rutas
Era
necesario establecer una comunicación entre ambas costas. Para el transporte de
correspondencia y de personas, el sistema de diligencias. Se pusieron en
servicio distintas líneas de rutas. La concesión más importante fue para la
Overland Mail Company, un consorcio de varias compañías dedicadas al
transporte. Una de ellas, la Wells Fargo, tenía muchos años de experiencia en
el transporte del correo y de los viajeros en otros lugares de Norteamérica
mediante diligencia, correos a caballo, ferrocarriles y barcos a vapor, los
medios de transporte más rápidos de la época. En 1.858 se inauguró la primera
línea que unía San Luís y San Francisco, en un recorrido de 4.500 kilómetros en
diligencia. La travesía solía durar unos 25 días. A partir de aquí, las líneas
de diligencias se multiplicaron. Hacia 1.860, la diligencia se había convertido
en el principal medio de transporte entre Missouri y la Costa Oeste.
Sin embargo, el viaje comenzó a ser peligroso por la
cantidad de bandidos que esperaban acechantes al paso de las diligencias. En
muchos casos, se hizo necesario llevar una escolta doble de hombres armados.
Los asaltos se volvieron frecuentes en la región de las Montañas Rocosas, las
Colinas Negras y en el litoral del Pacífico, por lo intrincado del terreno que
daba fácil escondrijo a los delincuentes.
Pony express
El transporte de mercancías seguía siendo
especialmente pesado y lento. Para resolver este problema nació el Pony express,
un servicio de correos a caballo. En él trabajaban unos 500 jinetes y más de
500 caballos, rápidos y resistentes, capaces de aguantar la carrera a través de
medio continente. El jinete salía de la estación dispuesto a recorrer 3165
kilómetros, por lo que necesitaba cambiar de caballo cada 24 kilómetros como
máximo. A consecuencia de ello, tuvieron que instalarse unos 190 puestos de
repostar, donde el jinete podía comer algo y cambiar rápidamente de caballo
para continuar el camino. Estos puestos estaban vigilados por hombres armados.
La experiencia sólo duró 18 meses.
Cubrían trayectos como los de las diligencias pero
en menos tiempo, aproximadamente unos diez días.
El conductor de diligencia formaba una
raza especial de hombre, uno acostumbrado a arriesgar su vida, solucionar los
peligros surgidos en el camino repleto de indios y de obstáculos naturales, y
que pudiera soportar cualquier tipo de clima a la intemperie.
El panorama cambió completamente cuando, en 1862,
el presidente Lincoln autorizó la construcción de dos líneas férreas que
unieran las zonas que unían las rutas de las diligencias. El progreso había
llegado al Lejano Oeste.
Textos: Olga Manzano López
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